miércoles, 15 de junio de 2011

La caída del muro de Berlín y el quiebre soviético


El año 1989 marco un parteaguas en la historia mundial. Ese año se rompió el sistema bipolar surgido desde la Segunda Guerra Mundial y que había enfrentado a los dos bloques económicos durante la Guerra Fría. La acelerada competencia armamentista entre las dos grandes potencias, Estados Unidos de América y la Unión Soviética, habían implicado enormes desembolsos económicos.
El desorden económico se extendió por el inmenso territorio de la URSS y alcanzo a los países alineados con ella, que estaban cansados ya de la dominación soviética. Cuando en 1985 Mijaíl Gorbachov ocupo el poder en la URSS, empezó a implantar profundas reformas económicas, conocidas como perestroika (reestructuración), y políticas conocidas como glasnost (apertura, transparencia).
Con ellas reformo la economía y fomento la participación de la sociedad en la toma de decisiones. En política exterior, Gorbachov inicio con Estados Unidos de América conversaciones para el desarme y concedió mayor autonomía a los países de Europa oriental.  
Poco a poco Polonia, Hungría y la República Democrática Alemana comenzaron a sacudirse la tutela soviética. A principios de 1989 se realizaron elecciones libres en Polonia; en septiembre Hungría abrió su frontera con Austria y se inicio un éxodo de cuidados de Europa oriental hacia el occidente. En noviembre de ese mismo año los alemanes derruyeron el muro de Berlín, que dividía la ciudad en dos partes, y al año siguiente se reunifico Alemania.
En la propia URSS se organizaron movimientos separatistas que dieron origen de la desintegración de la nación. En 1991 desapareció la Unión de República Socialista Soviética y en su lugar se formo la Comunidad de Estados Independientes (CEI), que aglutino a once de las repúblicas que habían formado parte de la URSS y que posteriormente se independizaron. Estonia, Letonia y Literatura adquirieron su independencia de inmediato.

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